La era de acuario: La era de la luz, del fluir, de las artes, de la paz, de la hermandad, del amor incondicional y del dominio absoluto de las emociones
La llamada era de acuario o era dorada,
ya está en puertas; actualmente nuestro
Sol está sigilosamente entrando en este signo luego de haber completado el
ciclo de 2.160 años en el signo de piscis y nuestra esfera entrando en el cinturón de fotones; se espera que este período dure unos 2.000 años y se cree que es la “Edad de Oro” prometida por varias religiones en todo el mundo.
Esta era tan anhelada, comentada y esperada por las grandes corrientes religiosas, esotéricas y filosóficas, así
como prevista desde hace eones por nuestros padres, mentores y regentes de la
esfera, es de extrema significación e importancia para los dos próximos milenios
que han de traer una metamorfosis inevitable y una verdadera efervescencia
espiritual, que tuvieron antes su fundamento principal en la esencia del cristianismo,
hinduismo y demás corrientes espirituales ancestrales de nuestro orbe.
Según la singular mirada astrológica, acuario,
estará rigiendo a la humanidad, influenciándola e inspirándola hacia las
artes, la creatividad, la espiritualidad, firmeza, certeza, intuición, empoderamiento,
voluntad y perseverancia, hacia la hermandad, humildad, unidad y el amor altruista y desinteresado por
excelencia; la búsqueda de la paz, la contemplación, la decisión del carácter
en forma persistente y sumamente paciente, así como el gusto pronunciado por los
conocimientos, la búsqueda de los saberes ancestrales, las experiencias
extra-físicas y suprasensoriales de gran capacidad de percepción y comunicación, la apreciación
mental de toda la creación. Pero mientras esto ocurra, también estarán cayendo todas las estructuras mentales y físicas que ahora mismo ejercen su poderío; para
ello habrán de derrumbarse también los templos de piedra y erigirse el verdadero templo
del espíritu.
Estas
cualidades inspiradas por acuario ya se están manifestando y revelando fuerte y vehementemente en los seres encaminados hacia la elevación y trascendencia;
serán, por lo tanto, las características del futuro gobierno filosófico,
científico, religioso, tecnológico, humanista y social del tercer milenio, como
finales complementos de las admirables virtudes crísticas, desenvueltas por el signo de piscis,
el gran inspirador del cristianismo, el hinduismo y demás corrientes
filosóficas, esotéricas y religiosas ancestrales. Se producirá una elevación vibratoria que moverá el nivel de conciencia rápidamente a través del cuarto nivel hasta el quinto nivel dimensional, al que también se le llama conciencia plena.
Ya se están
sintiendo por doquier las influencias de este magnetismo que no solo traerá un
ascenso irreversible para la esfera, sino que derrumbará implacablemente los
viejos conceptos, paradigmas, tabúes, creencias limitantes, dogmas, cánones
absurdos y normativa global de represión, prohibición y cohibición.
Esta era
también ha sido asociada con el llamado "fin del mundo", tan temido
por muchos y añorado por otros tantos, previsto en las escrituras del nuevo
testamento bíblico y narradas por Juan Evangelista, donde se afirma que la
historia de la humanidad y del planeta tierra terminará en una crisis suprema,
física y moral, coincidiendo con la manifestación exterior del Cristo, quien se
haría visible corporalmente sobre el planeta, sucediendo entonces la selección y separación de los buenos y malos,
la resurrección de los cuerpos de los muertos, que, juntamente con los vivos,
serán sometidos al "Juicio Final".
Entonces,
aquellos que se encuentren vivos en este orbe y que escaparán de la
condenación serán transformados y llevados al “cielo” al mismo tiempo que los
réprobos serían enviados al “infierno”, donde permanecerán por toda la eternidad
en un llorar y arrepentimiento infinito.
En
general, los intérpretes del Apocalipsis y de ciertas palabras que Jesús
pronunció sobre el "juicio final" no son claros sobre lo que
sucederá en este mundo, hasta que llegue el juicio final de los actos de
la presente humanidad y cuando se extienden sobre el tema penetran en
argumentaciones áridas, alcanzando conclusiones que la razón no puede aceptar.
Es bueno
entonces, desde una mirada más esotérica y menos dogmática, hacer una exposición
clara, lógica y razonable sobre la aproximación de ese "juicio
final" y el juicio de los vivos y de los muertos.
Comenzando
por aclarar que esta era, si bien viene para perturbar a muchos, a derrumbar y
acabar con lo viejo que no nos sirve, también viene a renovar y a alegrar a otros; a traer de vuelta y a rescatar aquello que ha permanecido dormido, oculto y que
representa la verdad y sabiduría universal ancestral. A la manifestación, sí,
del Cristo, el buda y los avatares internos que yacen dormidos y que somos cada
uno de nosotros. Por ello el nacimiento de los niños índigo, cristal, arcoíris
y demás entidades luminosas que se están dando por doquier, quienes aportarán decididamente al cambio y a
la transformación sin precedentes de la esfera.
Además
conviene elucidar también que en todo caso al único juicio al que pueden ser sometidas
las entidades que hacen vida en este momento y las desencarnadas, es al juicio y examen de su propia consciencia, que es una con la consciencia
divina y que si bien, esa consciencia revisará y le dirá lo que hizo para su
conveniencia mientras experimentó en esta esfera, también le señalará aquello
que estuvo fuera de la armonía y el orden.
Allí cada
individuo, cada personalidad que hubo de experimentar, estará desnudo ante sí
mismo y verá como en una película, cada episodio de su vida y mirará en primera
fila lo que hizo, dejó de hacer y sus consecuencias, con lo cual el juicio se
llevará a cabo y él mismo será el juez y el juzgado; allí no cabrá excusa
alguna, ni defensa, ni indulgencias. También él mismo, de acuerdo a las leyes
que rigen los procesos encarnatorios y de experimentación de las esferas,
determinará si quedarse aquí o si le corresponde un ascenso a densidades o dimensiones
superiores a esta. Todos
estamos llegando a un punto de inflexión irreversible que ya sabíamos antes de
renacer y que esperábamos, aún cuando no lo recordemos.
La tierra
es un ser consciente, vivo y sintiente que igualmente atraviesa cada cierto
tiempo por una catarsis cósmica que le lleva como consecuencia al ascenso
inevitable de otros niveles que siquiera podemos imaginar, así que
consecuentemente los seres que le habitamos, de todas las formas, reinos y
características, también nos veremos irremediablemente afectados y también sometidos
a este proceso de graduación.
Como lo
demuestran los tantos descubrimientos geológicos y arqueológicos, la esfera ha estado
sometida a eras, ciclos de cambio, re-estructuración y renovación, donde las
humanidades existentes han sido removidas, extinguidas algunas y evacuadas
otras hacia otras esferas de mayor elevación vibratoria. Aquellas que han
sobrevivido han sido reubicadas en zonas donde pudieran reproducirse,
repoblarse y expandirse de manera
segura.
Entonces
necesariamente el colapso habrá de darse a todos los niveles, para que puedan
darse el nacimiento de las nuevas ideas, de las nuevas consciencias y el
despertar de la humanidad que tendrá que ajustarse a la nueva frecuencia
vibratoria de la esfera y eso es precisamente lo que está sucediendo.
La pasada
era de piscis tenía como característica principal el exagerado sentimentalismo, el ocurantismo, puritanismo, sometimiento, victimismo, dramatismo, el romanticismo extremo, sin razonamiento y la manipulación a
través del miedo y el llanto, la represión y sufrimiento, por eso era representada
por dos peces nadando. El mar es
salado así como las lágrimas, característica principal de esta era. La era de Acuario en cambio está representada
por un humano cargando una vasija en sus manos, lo cual denota que ya hay
dominio de las aguas, de las emociones, de los sentimientos y que ya la
manipulación a través del miedo, el llanto, la represión y el sentimentalismo
mermarán.
Podemos
observar ahora mismo, como las personas están más seguras, están
deshaciéndose de sus miedos y del temor, están ejerciendo el mando de sus vidas, dejando fluir afuera, pero teniendo el dominio dentro, de sus actitudes, voluntad y decisiones, así como tomando más control de sus
emociones y sentimientos. Esta situación supone un avance cuántico notable, por
cuanto las personas son y se sienten más libres y están más dispuestas a lo nuevo, menos
apegadas y tienden a adaptarse más, son más resilientes y aceptan mejor los cambios.
Es por
ello que las energías adversas a la luz, están echando mano de la
única arma que poseen; el miedo, la represión y la manipulación sentimental
para lograr contener el despertar masivo que ya es inevitable.
El temor a lo que esta era trae no
tiene fundamento, más que para las mentes que aún ignoran lo que significa, pues si analizamos desde el razonamiento alineado con el corazón, al final todos saldremos beneficiados, tanto la esfera como sus
habitantes. Aquellos que deban atravesar por situaciones duras y de caos, es
justamente lo que necesitan para conmoverse, reflexionar, cambiar y avanzar.
Esta era
entonces traerá consigo grandes transformaciones a todos los niveles, un despertar masivo, apertura hacia la luz, libertad, verdad, cambio, renovación,
ingenio, creatividad, hermandad, empatía, solidaridad, humildad, amor incondicional y la
paz, que al final nos hará avanzar y evolucionar como humanidad, cosa que todos
internamente deseamos y esperamos.
Una publicación original del
Centro de la Sabiduría Antigua