Antigua Grecia, Sabios disertando en la plaza |
Uno de los debates más notorios de las últimas décadas en el seno de la comunidad académica que estudia la epigrafía de la Antigua Grecia se centra en unos documentos públicos emitidos en Atenas a mediados del siglo V a.C. Su interpretación se considera fundamental para comprender la política imperial ateniense del momento y uno de los periodos más trascendentales de la historia clásica.
Tradicionalmente, estas inscripciones han sido datadas en torno a 446/5 a.C. en base a la forma de escritura de la letra sigma, compuesta hasta entonces con tres barras (ϟ) y no cuatro (Σ). Sin embargo, varios historiadores han sugerido una cronología algo más tardía.
Una nueva herramienta
de inteligencia artificial llamada Ithaca en honor de la
mítica isla helena, la patria del héroe Ulises, y desarrollada por un equipo internacional de
investigadores ha podido resolver al fin esta disputa. Por ejemplo, el famoso
decreto de Calcis, conservado en el Museo de la Acrópolis, que recoge un
juramento de lealtad hecho por la ciudad de la isla de Eubea a Atenas, se ha
fechado en 420 a.C.; mientras que el decreto de Kleinias, que regulaba la
recogida de tributos a lo largo del Imperio ateniense, se ha datado en una
fecha muy similar, 421 a.C. Estos hallazgos retrasan la emisión de los textos en más de
veinte años.
Ithaca es una red
neuronal profunda desarrollada para realizar simultáneamente las tareas
de restauración de textos procedentes
de la Antigua Grecia —originalmente inscritos sobre piedra y que en muchos
casos se encuentran fragmentados e incompletos— y asignación geográfica y cronológica.
El sistema se ha articulado en torno a una gran base de datos con cerca de
200.000 inscripciones talladas en lengua griega a lo largo de todo el
Mediterráneo entre los siglos VI a.C. y V d.C.
Según
detallan en un artículo publicado en Nature los desarrolladores de la herramienta, dirigidos por Yannis Assael, de la empresa
británica DeepMind, y Thea
Sommerschield, de la Universidad de Venecia, "Ithaca puede
descubrir patrones epigráficos en una escala sin precedentes y con un detalle
sin igual". Para la reconstrucción de los textos fragmentarios, la máquina
ofrece a los investigadores las veinte predicciones más probables. En cuando a
la datación cronológica, el programa divide todas las fechas comprendidas entre
800 a.C. y 800 d.C. en periodos de diez años —160 décadas en total—, mientras
que para la atribución geográfica clasifica el documento escrito entre las 84
regiones disponibles, visibilizándose a través de un mapa y un gráfico de
barras.
La
principal conclusión del experimento realizado por los investigadores asegura
que la precisión de Ithaca es del
62% a la hora de restaurar los textos dañados de forma
independiente, una cifra que asciende
al 72% cuando la maneja un historiador especializado en la
epigrafía de la Antigua Grecia. En un punto menos se ha datado su acierto en la
tarea de localizar el lugar de origen de las inscripciones.
Corregir errores
El potencial de la
herramienta parece indiscutible. No se trata de desplazar el trabajo
concienzudo de los académicos, sino de reforzarlo para poder revaluar
constantemente el conocimiento de la historia, según Charlotte Roueché, del
Departamento de Clásicas del King's College de Londres. Una palabra o frase
nueva puede brindar relevantes datados para iluminar cuestiones de la vida doméstica, la política o la economía.
"Una de las
prioridades de nuestro equipo interdisciplinar era hacer que los resultados de
Ithaca fueran interpretables por los historiadores: en lugar de proporcionar un
único resultado ofrecemos varias
hipótesis de predicción y visualizamos la certeza del
modelo en una distribución", ha apuntado Assael a la Agencia SINC.
"Al mismo tiempo, presentamos qué palabras han contribuido más a una
predicción concreta. Estas visualizaciones permiten a los expertos utilizar sus
conocimientos contextuales para elegir el output o
resultado más adecuado, pudiendo así arrojar luz sobre conocimientos históricos
inexplorados".
Muchas de las inscripciones que han subrevivido hasta nuestros días, una
fuente de información básica para el estudio de las civilizaciones pasadas, se
han ido perdiendo total o parcialmente a lo largo de los siglos. Además de la evidente
ilegibilidad de los documentos incompletos, resulta imposible datar un buen
número de estos textos al no contener materia orgánica que posibiliten los
análisis radiocarbónicos. Los citados decretos de Atenas de mediados del siglo
V a.C. son un buen ejemplo de lo que se puede lograr con este algoritmo.
"El hecho de que
Ithaca haya sido entrenada en el conjunto de datos más grande disponible de
textos epigráficos griegos [el corpus del Packard Humanities Institute de Santa
Clarita, en California, o el Lexicon of Greek Personal Names de la Universidad
de Oxford] hace posible desafiar
o superar los sesgos individuales o, de hecho, los errores
en la tradición académica existente, a pesar de que el conjunto de datos en
cuestión se basa originalmente en la acumulación académica", valoran los
investigadores.
Este programa se ha
centrado en los textos de los antiguos griegos por la gran variedad de
contenidos y contextos del registro epigráfico y por el acceso a un corpus
digitalizado. "Ithaca
es el primer modelo de atribución y restauración epigráfica de este tipo",
concluyen los investigadores, al mismo tiempo que destacan su utilidad para
otras disciplinas que estudian formas de escritura pretéritas, como la
papirología o la numismática. El proyecto más semejante es Pythia, realizada en
2019 por el mismo equipo, otro algoritmo para reconstruir los vestigios de la
epigrafía clásica. La inteligencia artificial desafía nuestro conocimiento de
la historia.
Fuentes Consultadas: Revista Nature.
Sabiduría Ancestral.